Actualmente, se podría decir que todos tenemos un doble en el mundo, pero no estamos hablando de una persona de carne y hueso que circula por las calles siendo iguales a nosotros o haciéndose pasar por nosotros.
¿Cuesta creerlo no?, pero así es.
Si alguna vez creaste un correo en Internet, te registraste en una tienda online o te convertiste en parte de una red social, ya tienes tu doble existente, virtual, también conocido como identidad digital. Este concepto puede parecer difícil de entender, pero en realidad es bastante simple. Es esencialmente cualquier dato personal existente en línea que pueda rastrearse hasta tu verdadero yo.
Toda acción que realizamos en el espacio digital, como subir una imagen, escribir comentarios, dar click a enlaces, publicar nuestros datos, entre otras interacciones; conforman nuestra identidad y, dependiendo del contexto donde nos queramos mover con nuestra identidad digital, esta debería ser más o menos segura o completa.
En redes sociales es común crear múltiples identidades dependiendo de la actividad que realicemos con cada una de las cuentas creadas. Todos conocemos personas que en Instagram, por ejemplo, tienen una cuenta con un perfil orientado a lo profesional y otra que usan para interactuar con amigos o compartir creaciones y pasatiempos.
Crear varios formatos digitales de uno mismo en este tipo de plataformas es una práctica común que se puede realizar con facilidad, sin embargo, en empresas bancarias, de servicio o comercio electrónico, poseer más de una identidad digital es algo mucho más complejo, puesto que la construcción de la misma conlleva una serie de elementos que añaden dificultad al concepto.
¿Cómo nos identificamos en Internet?
Uno de los principales retos existentes para el desarrollo de las identidades digitales fidedignas es el poder implementar sistemas o procesos para que cualquier persona pueda demostrar su identidad personal. Es decir, que cada quién pueda probar que es quien afirma ser al momento de querer crear una cuenta en el banco, pagar un carro de compras electrónico o contratar cualquier servicio.
En este punto es importante diferenciar dos conceptos importantes y que juegan papeles diferentes: Identificar y Autenticar. El primero tiene relación con decir quién eres mientras que el segundo implica demostrar que eres quien dices ser.
Explicaremos esto con un ejemplo. Tomemos el caso del Login con un botón de Facebook o Google en un sitio web. Una vez que ingresamos nuestro correos electrónicos o cuenta nos estamos identificando y, posteriormente al ingresar nuestra password, nos autenticamos.
Ampliar las medidas de seguridad a la hora de identificar y autenticar es un factor clave en este mundo cada vez más digital, en el cual existe constantemente peligro de sufrir ciberataques. Este tipo de actos fraudulentos tienen por objetivo suplantar nuestra identidad con el riesgo de que otra persona realice acciones o actividades que podrían haber sido realizadas perfectamente por la persona real tras la identidad digital.
En el próximo artículo profundizaremos más sobre el concepto de identidad digital, así como sus medidas de seguridad y usos reales.